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Violencia bajo sospecha supone un parteaguas en la obra de Miguel A. Pichardo, ya que pone en circulación un análisis que integra la psicología crítica de Martín-Baró, el feminismo radical de Judith Butler y la filosofía radical de Slavoj Zizek, dando como resultado un conjunto de categorías dentro del análisis crítico que permiten desmontar las ideologías supuestamente progresistas.

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La primera parte del texto gira en torno al concepto de violencia y su proceso ideológico de domesticación. Esto es, la violencia dejó de ser un recurso de subversión del status quo para posicionarse como una categoría domesticadora de los procesos de transformación. En este sentido, Miguel A. Pichardo reposiciona la violencia en el plato de los antagonismos políticos y la configuración de las subjetividades como una estrategia ideológica.

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A continuación aborda los aspectos sociológicos y psicosociales de los procesos victimales, planteando la subjetivación a partir de los traumas colectivos y los sistemas sociales organizados por traumas, para desmontar el discurso contra la violencia como una forma ingenua de aproximarse a este fenómeno.

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En la segunda parte del texto, aborda un tema iniciado en "Pegar no basta, perdonar tampoco", que es el de la impunidad, la subjetividad y la justicia anamnética. Nuevamente integra la filosofía radical de Zizek y Butler junto con la visión de la psicología social crítica de Martín-Baró, para realizar planteamientos que permitan, a decir de Enrique Dussel, conformar una comunidad antihegemónica de víctimas, como un sujeto histórico transformador de las realidades de violencia colectiva a las cuales nos enfrentamos en el modelo neoliberal de sociedad.​​