Por Miguel Ángel Pichardo Reyes
Para comprender la psicopatología biodinámica de los trastornos de ansiedad es necesario clarificar algunos conceptos como estrés, ansiedad y angustia. Estos tres conceptos se encuentran íntimamente relacionados, aunque será necesario diferenciarlos para reconocer la especificidad de cada uno de ellos, especialmente para diferenciar el aspecto patológico del desequilibrio.
El estrés es una respuesta adaptativa que se encuentra codificada en nuestro cerebro para sobrevivir a situaciones amenazantes. Nuestro organismo cuenta con cuatro posibles respuestas frente a una amenaza: lucha, huida, desmayo y parálisis. Estas respuestas evolutivas permitieron a nuestra especie sobrevivir a las amenazas del medio ambiente. El mecanismo que activa estas respuestas se conoce como el eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal, el cual se activa a partir de la percepción de un estímulo ambiental que es interpretado como amenazante, y a partir de ese momento el sistema de adaptación pone en funcionamiento el eje a través de la liberación de glucocorticoides, el cual inunda el sistema sanguíneo generando vasoconstricción, acelerando la frecuencia cardiaca, incrementando la respiración y llevando sangre a las extremidades para disponerse a la lucha-huida.
En circunstancias no amenazantes el organismo tiende a estar en un estado de equilibrio, caracterizado por un nivel de presión (press) y expansión (stretch) adecuados. Este estado de equilibrio entre la presión y expansión genera un tono muscular adecuado, un punto de equilibrio entre la tensión y la relajación, en este sentido el estrés supondría un estado de equilibrio y bienestar.
Para utilizar una metáfora, el estrés sería similar a una cuerda de guitarra. Si la cuerda está muy floja no se emite sonido, pero si la cuerda está muy tensa se corre el riesgo de que la cuerda se rompa. La afinación de una guitarra sería lo que el estrés al organismo. A este estrés también se le puede denominar como eu-estres o estrés bueno. Este estado de estrés bueno se diferencia del estrés malo o distres, porque en el caso del distres el organismo tiene que utilizar más energía para logra una meta, o cuando a pesar de la inversión de energía la meta no se logra. Esta situación generará un estado de incremento de la energía, en este caso, de los glucocorticoides, no pudiendo liberar muscularmente el exceso y generando un estado de frustración, imposibilitando el regreso a un estado de relajación vagal para la recuperación.
De esta forma el organismo se sobre satura de glucocorticoides y cuando se sostiene esa circunstancia el organismo se quema, generando un breakdown del sistema nervioso. Ahora bien, aparte del estrés bueno y el estrés malo, también existen otros tipos de estrés: el estrés homeostático, el estrés halostático y el estrés pantostático. El estrés homeostático es el esfuerzo que genera el organismo para regresar a un estado de equilibrio (homeostasis). Un ejemplo puede ser cuando ingerimos azúcar y nuestros niveles de glucosa en sangre aumentan. Esto supondrá un esfuerzo (estrés) de organismo para regresar al estado normal de los niveles de glucosa en sangre.
En el estrés halostático el organismo se ve imposibilitado a regresar a su equilibrio y por lo tanto el organismo realiza un esfuerzo (estrés) por adaptarse a esas condiciones. Un ejemplo es cuando nos avientan a una alberca helada y nos quedamos adentro hasta que el termostato de nuestro cuerpo logra adaptarse (estrés) a la temperatura del agua. El tercer tipo de estrés, el pantostático, se refiere a una alteración sistémica del todo el organismo, donde se ve imposibilitado tanto para el equilibrio como para la adaptación, y supone una lesión de diferentes órganos y sistemas. Un ejemplo de este tipo de estrés son las enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes o el Síndrome Metabólico. En estos casos el organismo, después de haberse mantenido en un estado de inflamación, finalmente colapsa.
Otra forma de entender el estrés es a través de la curva del estrés desarrollada por Selye. El organismo inicia en un estado de vagotonía, después del cual entra en un estado de eutres, el cual regresa al estado vagal debido a la consumación de la meta. Sin embargo, cuando en el estado de eutres el organismo no consigue la meta tiene que incrementar el esfuerzo, llegando a un estado de alarma, y si consigue la meta éste regresa a un estado vagal para su recuperación. Pero si aun así no logra la meta, el organismo puede entrar en un estado de sostenimiento del distres, en el cual el organismo no logra bajar al estado vagal, lo cual llevará al organismo a un estado de inflamación. Si esta situación de sostenimiento perdura es posible el colapso del organismo.
El estado de eutres y alarma que regresa al estado vagal correspondería al estrés homeostático. El estado de sostenimiento del distrés correspondería al estrés halostático. El estado sostenimiento hasta la inflamación y el colapso con el estrés pantostático.
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