Por Miguel Ángel Pichardo Reyes
El masaje ha cumplido una función iniciática en distintos cultos religiosos de la antigüedad, ya sea la imposición de manos, el lavado de pies, la unción con aceites en pies y cabellera, o la utilización de las caricias, son formas de contacto corporal que se llevan a cabo en un contexto sagrado que pone énfasis en “ser tocado”. Muchas sociedades chamánicas transmiten el “espíritu” de la tribu a través del contacto físico del chamán con el discípulo. Lo que se transmite es el “toque”, esto es, la huella energética-espiritual propia del chaman, bruja o sacerdotisa.
A esto también se le conoce como “infusión del espíritu”. La infusión del espíritu es muy importante porque imprime una marca indeleble en la persona que lo recibe, pasando a formar parte de los “tocados por el espíritu”. Se trata de una experiencia espiritual donde el discípulo recibe el espíritu del grupo o tótem. A partir de ese momento el discípulo es iniciado en los secretos y misterios de la sociedad o comunidad, de la cual ahora formará parte como neófito.
Ahora bien, la “infusión del espíritu” a través de la “unción” (forma de masaje iniciático), no es un trámite administrativo que se realice de forma instrumental. Antes bien, la unción es un estadio al que se llega después de un proceso de trabajo espiritual que consiste en preparar el cuerpo. En muchas tradiciones este trabajo espiritual sobre el cuerpo se le nombra “purificación”, es cual supone un régimen basado en cierto tipo de dieta, ayuno, ejercicios, rituales, pruebas, diseñados para preparar al cuerpo para la infusión transformadora del Espíritu.
El concepto de “ejercicios espirituales”, recuperado en el cristianismo por San Ignacio de Loyola, da cuenta de este proceso de trabajo espiritual sobre el cuerpo, aunque también podríamos extrapolar este concepto al Yoga, el Mindfulness, el Chi Kung o los diferentes tipos de masajes iniciáticos. De esta forma los ejercicios espirituales consisten en purificar y preparar al cuerpo para que sea receptáculo de la infusión del Espíritu.
Osho nos proporciona una metáfora lúcida sobre la relación del cuerpo y el espíritu. Imaginemos que el cuerpo es una guitarra, mientras que el espíritu es la melodía que surge de la guitarra. Si la guitarra está muy tensa se corre el riesgo de que las cuerdas se rompan. Por el contrario, sin las cuerdas están muy flojas, estas no producen una melodía, imposibilitando la vibración de los tonos. De igual forma sucede con el cuerpo, un cuerpo tenso se rompe, mientras que un cuerpo débil no produce tonos. Será importante afinar las cuerdas energéticas del cuerpo para que de éste pueda surgir la vibración melódica del Espíritu.
El Masaje Contemplativo Tao Touch es un ejercicio espiritual, pues no solo busca purificar el cuerpo, física y energéticamente, sino equilibrarlo para afinarlo, y entonces poder expresar la hermosa melodía del Espíritu. Hay que aprender a equilibrarnos para ser un instrumento musical del Espíritu, abandonándonos a su toque y vibrar en armonía con el Universo.
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